Esta tarde por un momento he sido feliz. Después del esfuerzo de la subida llegaba la recompensa de la bajada. Parece ser que para poder disfrutar hay que sufrir, aunque sea un sufrimiento buscado que hace más agradable la recompensa. Iba agarrando el manillar firmemente pero sin tocar los frenos, dejando a un lado los miedos y las excesivas precauciones y dejándome llevar sin ver muy bien el camino debido a la velocidad y a las sombras producidas por la vegetación. Pasando por los charcos llenos de barro producido por las constantes lluvias, por los desniveles en el camino que hacían que me pusiera de pie en la bicicleta. Ha sido precisamente el conjunto de vegetación, velocidad, ausencia de gente que me obligara a frenar, temperatura perfecta y That’s Life cantada por Frank Sinatra lo que ha hecho que ese momento fuera mágico. Esta tarde por un momento he sido feliz y eso es lo que cuenta.
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Brindo por muchos momentos como ese 😉 XDQuizás cambiaría la banda sonora, pero solo por ponerme picajosa, que me gusta mucho 😛 XD XD
Soy un acojonado en las cuestas abajo. Tendría que buscarme otro tipo de momentos de felicidad, pero oye, gracias por la idea igualmente.
Yo de hecho uno de los grandes golpes que me di de pequeño fue con la bici yendo cuesta abajo… Pero sí, la sensación de velocidad si no hay mamporro después está bien.
Como te deseo cosas buenas, espero que el momento de felicidad te haya durado dos meses, pero chica, ya va siendo hora de escribir de nuevo.